Inma, desde su Molí del Canyer nos propone este jueves que hablemos de "Los años sesenta"
He preparado algún recuerdo de esa lejana época lejana
Hace muchos años me adentré con mi coche por un bosque totalmente desconocido, a medida que avanzaba, se iba haciendo más tupido hasta llegar a ser casi un túnel entre vegetación.
Y fue que comenzó a llover de tal manera que detuve el vehículo. Mis limpia parabrisas no daban a basto quitando agua. Encendí la radio pero no captaba emisora alguna.
Los cristales se habían empañado. De pronto escuche unos golpes en mi ventanilla. Mire y entre el vaho pude ver que era una niña empapada. Abrí la otra puerta y accedió a subir
Estaba chorreando agua, a pesar de ello, una sonrisa dibujaba su rostro.
Hola Rodolfo, me dijo, me llamo Alejandra soy tu hija, ahora tengo 10 años.
Búscame en el tiempo. Hazme posible
Y para mayor sorpresa vi como desaparecía ante mis ojos, no sin decirme..." No dejes de hacerlo"
Había escampado, y el sol se colaba entre las ramas.
Baje del coche y me puse a andar entre el bosque buscando una explicación a lo ocurrido. Estaba un tanto desorientado, cuando al apartar una ramas, vi un claro en medio del bosque
Accedí a él y cuando estaba en medio de la pradera, se fue materializando toda una ciudad ante mis ojos.
Comercios, casas familiares, un parque.
Poco a poco fue apareciendo personas. Y yo iba de sorpresa en sorpresa
Allí estaban aquellas personas que habían sido importantes en mi vida: D. Javier, mi profesor de literatura, D Francisco, que luchó conmigo para transmitirme matemáticas y Química. Eran los tiempos de los guateques, de los cubalibres con ginebra, del Duo Dinámico, de la ilusión, de un futuro posible para todos
Estaba Manu y Fernando y Mingo, y Josele y... Sonaban canciones de los Beatles y todas las chicas iban con escuetas minifaldas. Y en los diarios se leía : ¡ REAL MADRID, otra vez Campeón de Europa !
Al fondo de la ciudad vi que estaba Alejandra que sería mi hija en el tiempo
¡Hola de nuevo ! me dijo, has dado con la Ciudad Invisible.
De igual manera que comenzó esta confidencia, todo: la Ciudad Invisible, Tú, mis profesores y amigos. Todo...todo desapareció, y me vi sentado de nuevo en el coche conduciendo, y ya fuera de ese bosque.
He vuelto a circular por ese bosque en busca de la ciudad perdida, pero la vida, sus sorpresas, no se repiten por mucho que queramos.