| " Sultana de la Alhambra " Acrílico |
¿ Por qué lloras muchacho ? pregunta la anciana al joven abrazado al ciprés más altivo de la Alhambra
Señora, lloro por que me duele el alma, lloro por que para siempre perdí mi amada…
Mujeres mozas hay muchas que consuelen tus lágrimas , dijo la anciana
El joven la miro lleno de espanto, y con voz trémula contestó: Sólo ella puede ser mi amada.
La anciana renqueante arrastrando su pierna, río de arena deja en su trayecto, se alejó del joven de brazos ceñidos al ciprés.
Mujeres mozas hay muchas que consuelen tus lágrimas , dijo la anciana
El joven la miro lleno de espanto, y con voz trémula contestó: Sólo ella puede ser mi amada.
La anciana renqueante arrastrando su pierna, río de arena deja en su trayecto, se alejó del joven de brazos ceñidos al ciprés.
….
Las estrellas lucían en Granada como luciérnagas en noches de verano.
La Vía Láctea dejaba su lechoso camino señalando hacia Santiago de Compostela
Olía a laurel, a cilandro y hierbabuena en la calurosa noche de junio.
La luna estaba con su amante tras la tierra, y con su manto oscuro, las promesas de amor eran frutos maduros.
Y la sultana llegó: Entre sombras la vi venir, siseando sus sedas sobre los finos granos de arena que encaminaban el encuentro.
Es hermosa como el deseo,
Es hermosa como la fruta prohibida, como los sueños de verano de los adolescente
Y me regaló sus labios de sabor a pecado
Bebí de ellos, mi fuego avivó, la mente se me enturbiaba.
Senos de nácar, suavidad de terciopelo que mis dedos recorrían. Frescor de piel en sudores cálidos, ayes y gemidos, suspiros y jadeos en entrega mutua, tan deseada
Bebí de ellos, mi fuego avivó, la mente se me enturbiaba.
Senos de nácar, suavidad de terciopelo que mis dedos recorrían. Frescor de piel en sudores cálidos, ayes y gemidos, suspiros y jadeos en entrega mutua, tan deseada
Era mi sultana. Mi fruta prohibida.
Los verdes cercanos las sombras conspicuas nos arropaban en nuestro amar.
Mordió el canto de mi mano para acallar su grito extremo en el éxtasis.
Pero el sultán, ¡Alabado sea Alá!, mi señor Boadil sospechando de nuestras citas de amor acompañado de su más fiel escolta se presento en escena.
¿ Mujer por que me haces ésto ? pregunto
Mi sultana bajó la mirada mientras tapaba su desnudo cuerpo con sus manos, relámpagos de plata, brillos de nácar en su desnudez en la noche oscura.
Su silencio gritaba
Señor mi sultán, lo hago, por amor.
El sultán dijo a sus más fieles guardias: Retiraros veinte pasos.
Los verdes cercanos las sombras conspicuas nos arropaban en nuestro amar.
Mordió el canto de mi mano para acallar su grito extremo en el éxtasis.
Pero el sultán, ¡Alabado sea Alá!, mi señor Boadil sospechando de nuestras citas de amor acompañado de su más fiel escolta se presento en escena.
¿ Mujer por que me haces ésto ? pregunto
Mi sultana bajó la mirada mientras tapaba su desnudo cuerpo con sus manos, relámpagos de plata, brillos de nácar en su desnudez en la noche oscura.
Su silencio gritaba
Señor mi sultán, lo hago, por amor.
El sultán dijo a sus más fieles guardias: Retiraros veinte pasos.
La noche cantaba sus nanas,
la noche echaba su capa.
millones de estrellas llovían sobre mi cuerpo tenso,
como cuerda de ballesta prestas a soltar la saeta
El sultán me miró, de hombre a hombre, sin rencor, y me dijo:
¿ La amas..?
Si, la amo, mi señor
El sultán se dio la vuelta, y se puso a pasear cercano a los dos;
Ella se había apoyado en mi hombro y sus lágrimas mojaban mi pecho, quemándome en mi impotencia.
¡ Calla mi nena nena..,
calla mi amor, la dije canturreando .
Lo que pase pasara juntos
lo que pase, pasara a los dos…
El sultan se dirigió firme a nosotros y bajando la voz pero si abandonar su firmeza, nos dijo:
Os comprendo, pero debo poneros un castigo ejemplar...meditó y prosigió,
Os impongo como a Tántalo, el suplicio de: Todos,todos los dias de vuestra vida hasta el fin de vuestras almas citaros para amaros junto a este ciprés, que me representa :Erecto, altivo, soberano, como yo.
Tú mi sultana mientras tu cuerpo viva
Y tu joven, que supistes darla lo que yo fui incapaz, te impongo que por la eterna eternidad lamentes el amor tan grande que la tuvistes, como castigo, hasta que Ala nos reuna en sus jardines ….
Y tu joven, que supistes darla lo que yo fui incapaz, te impongo que por la eterna eternidad lamentes el amor tan grande que la tuvistes, como castigo, hasta que Ala nos reuna en sus jardines ….
Y llora la luna llena
lágrimas huecas sin sal….
y las estrellas cortejan
un amor, tan ejemplar ;
lágrimas huecas sin sal….
y las estrellas cortejan
un amor, tan ejemplar ;
a la luna eaa, eaa,
a la luna eaa aaaah
allí en la ciudad de Granada
allí en la ciudad de Granada
en el patio de su Alhambra
el ciprés encontrarás
el ciprés encontrarás
Mágico cuento con la magia que sólo existe en la Alhambra.
ResponderEliminarQue bonitooo!!
ResponderEliminarLAs historias de Granada me gustan mucho y cómo las cuentas también!
Y esos sultanes y esos amores,y esas canciones...
Besucos
Gó