" Aquel temblor del muslo..." Acrilico ( colección particular) |
17 de Julio del 2025:
Desde aquellos días sin prisas, han ocurrido muchas cosas, y ha pasado mucho tiempo.
Tu aroma se ha despegado de mi nariz, los timbres y peculiaridades de tu voz se pierden al intentar recordarlo después de tanto tiempo.
Nuestros mundos eran muy diferentes.
El azar ha querido ponernos frente a frente de nuevo.
Este lunes pasado inauguré una nueva exposición.
Mi marchante cerraba una venta, y yo preparaba el lector de tarjetas de créditos.
Te pedí la tarjeta y el DNI, tu nombre y apellidos explotaron sobre mi presente, fue entonces que me di cuenta que eras tú, unos años mayor, mas rellena, más mujer. A tu lado, un hombre atractivo y una niña muy parecida a ti, esperabais comentando la calidad de la exposición.
Tú hija tiene los ojos más bonitos del mundo: tus ojos.
Después de firmar el resguardo de pago, te has fijado en mi, relajando la mirada y sonriendo :
-¿Nos conocemos? Has balbuceado dubitativa.
-No lo creo. Te he dicho sonriendo.
...
Aquel temblor del muslo y el diminuto encaje rozado por la yema de los dedos son el mejor recuerdo de unos días conocidos sin prisa, sin hacerse notar igual que amigos tímidos.
Fué la tarde anterior a la tormenta, con truenos en el cielo.Tú apareciste en el jardín, secreta, vestida de otro tiempo con una extravagante manera de mirarme, jugando a ser el viento de un armario la luz en seda negra y medias de cristal, tan abrazadas a tus muslos con fuerza
con esa oscura fuerza que tuvieron sus dueños en la vida
Bajo el color confuso de las flores salvajes, inesperadamente me ofrecistes tu memoria de labios entreabiertos, unos rojos difíciles y el rayo apenas vislumbrado de la carne, como fuego lunático
como llama de almendro donde puse mi mano sin dudarlo
Por el jardín el ruido de los últimos pájaros, de las primera gotas en los árboles.
Aquel temblor del muslo y el diminuto encaje de vello traspasada su resistencia elástica; vencida por el paso de los años, vuelve a ser verdad , oleaje en el tacto
arena humedecida entre las manos, cuando otra vez aquí, de pensamiento me abandono en la desolación de tus ingles
y dejo de escribir para llamarte